domingo, 18 de noviembre de 2012

En tí María


Funes, Sábado 24 de mayo de 2008 – 
Córdoba, Domingo 11 de Noviembre de 2012


Hoy quiero poner mis ojos en tus ojos, Madre. Hoy quiero hablarte desde el corazón. Y al mirarte contemplar tu belleza, la más grande entre todas las creaturas que Dios ha hecho. Y al verte encontrar a Dios reflejado en Ti, como en un claro espejo, brillante, sin mancha.
Hoy quiero poner mis ojos en tus ojos, Madre. Hoy quiero hablarte desde el corazón. Y al mirarte descubrir la mirada de Dios que traslucen tus ojos. Y al verte saber que si tú estás, Dios también está allí, a tu lado.
Hoy quiero poner mis ojos en tus ojos, Madre. Hoy quiero hablarte desde el corazón. Y al mirarte entender que en el camino de esta vida no estoy solo, porque tú me acompañas. Y al verte comprender que tú eres mi modelo de humildad, de amor solícito y entregado a Dios, de “sí” a su Voluntad.
Hoy quiero poner mis ojos en tus ojos, Madre. Hoy quiero hablarte desde el corazón. Y al mirarte aprender este camino de entrega generosa al plan de Dios. Y al verte descansar de las fatigas del camino, para continuar por donde tú me indiques, y como los sirvientes, pueda ir y hacer todo lo que Él me diga.
Jesucristo es el regalo de tu maternidad. Tú supiste cuidarlo, amarlo profundamente, darle todo lo que necesitaba para que crezca sanamente, seguirlo hasta el final. Dios mismo se abandonó en tus manos, así yo también quiero abandonarme en las manos en que se abandonó Dios.
Soy pobre y necesitado, limitado en tantas cosas y débil, muy débil. No soy digno y carezco de fuerzas para emprender este camino; mas confío mi vida en quien me llama. Hoy me siento invitado a iniciar esta senda, confiando todo lo que soy en Dios, como barro en manos del alfarero, sabiendo de su gran amor, de su misericordia para los débiles, y que su proyecto es más grande que cualquier proyecto que yo pueda tener. Por eso, quiero ordenar toda mi realidad en cumplir la Voluntad del Padre. Tengo mucho por madurar, tengo mucho que dejar atrás, tengo mucho que aprender, tengo mucho que romper y mucho que sembrar; tengo todo que dar, tengo todo por amar, todo a Ti María, todo a tu hijo Jesús.
Hoy en manos de tu Madre me entrego a Ti, Jesucristo; hoy en manos de tu hija predilecta me entrego a Ti, Padre; hoy en manos de tu esposa me entrego a Ti, Santo Espíritu.
Hoy estoy aquí, María, para dormir como un niño en tus brazos, y crecer en tu presencia, como Cristo lo hizo. Enséñame, Madre, este camino de humildad que recorriste, de amor oblativo a Dios, de sumisión a su Voluntad.
Hoy me abandono en tus manos, como sean las manos en que se abandonó Dios.
Amén.
Tu hijo, Leonel

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